Te extraña esta ciudad con clima de pre-menopáusica, también te extraña el niño quejoso de la calle empedrada.
A mi niña de las pijamas (que ciertamente no es mía pero por ser hijo único me conforma saber que no es de nadie) desde hace tiempo se la ha robado la ciudad a la que te llevan todos los caminos que no llevan a Roma; ese distrito en el que si tienes ventanas grandes, por las noches te tapizan los sueños las luces de los coches.
Antier estuve por ahí, por la ciudad esa, paseándome y luego decidí dejar las cosas en el hotel y pagarle a un taxi cantidades exorbitantes por llevarme a verte, así que le dije: ” a la calle de la niña de las pijamas” y me cobró algo así como 300 pesos, cuando pasamos por el séptimo de los 7-eleven dio la vuelta en alguna calle, frenó y cuando pensaba yose que ya había valido madres y que estaba en uno de eso taxis piratas, me dijo con un acento casi cantadito “yastas”, me baje y caminé hacia donde imaginé que estabas, toqué tu puerta rentada, abriste y cuando estaba a punto de todo lo que amerita verte, tus ojos comenzaron a convertirse en las luces que entraban por la ventana, rebotaban en el espejo y me pegaban en la cara; y desperté y que remedio que pedir al recepcionista cortinas por la mañana.
Si, ya sé que no estabas y que ni sé donde vives y que ya me habías dicho que andabas con la arena en la espalda, lista para ser empanizada. Sólo quería recordar tu olor pero no dio tiempo, ya ni debe ser el mismo olor que se me fue yendo sin despedirse, tuyo tenía que ser el cabrón.
Quería pedirte 300 pesos para el regreso, decirte que eres en definitiva la princesa de la boca de fresa y que no me importaría averiguar lo difícil que debe ser recoger el aire luego de tus besos, peor es lo terriblemente fácil que resulta respirar estando sin ellos.
Ashh.. con el corazón raro
Hace 11 años.
1 comentario:
mmm...hace frio...upsss
Publicar un comentario