Fuiste el D'Artagnan y el Quijote de la historia;
un extraño, un ladrón, un forastero.
Terco hasta el final habías entendido
que este era tu hogar,
donde más se te había querido.
Al mirar la cicatriz que me dejaste
sólo queda pensar “cabrón otra vez te me escapaste”.
Tanto te fuiste y ahora es increíble que te hayas ido.
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