¿Y si hubiera usted nacido sin boca o con una un tanto más caprichosa? Ahora golpetearla en mi pecho un corazón sin causa, sin dientes, en ese entonces sonreír sería mera ostenta y despertar sin tenerte a mi lado sería peor que dormir descalzo.
Una boca menos y de pronto un loco, ¡No! dos locos menos para el mundo.
Quién hubiera llamado a estos ojos a mirar sin prisa los suyos, a estos besos a besarle con ternura y advertido en mi locura que su cuello es “tan” grande, porque de no ser así dónde iba uno a esconder tanto beso; que tanto cabello era para despeinarle con mayor esmero y que esa piel es tan terriblemente delicada porque simplemente se debe cuidar de usted mejor.
Uno mismo es menos de uno, que suyo de su misma boca.
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