Yo le dije, mientras palmeaba su espalda: te voy a contar un secreto, un secreto entre los globos de helio, que hace tiempo me contó un señor de esos que son globeros.... continué explicando... alguna vez yo también solté un globo de helio y al igual que tú estaba triste por el futuro incierto de mi globo redondo de helio; entonces ese señor globero se me acercó y al escuchar lo que me ponía tan triste, me dijo: te voy a contar un secreto que sólo conocemos nosotros los que somos globeros, los globos de helio no son tontos y aunque parecen poco complejos desde que son hechos ellos saben que por su naturaleza flotadora algún día, algún niño y sin querer los terminará por soltar, nomás se tambalean un poco pa´ despistar pero la realidad es que cada uno de ellos sabe perfectamente justo hacia dónde va.
Contado esto, el niño ya más tranquilo respiró fuerte y se fue corriendo detrás de una paloma.
FIN.