Niña, no te sueltes de ese papalote aun si de pronto adviertes que se queda muy atrás.
Aquel que con su cuchilla se disputa contra gigantes enramados, remolinos de cielo y otros papalotes; todo aquello que sin querer van sembrando tus pies descalzos y a hurtadillas y otras impacientes, ganándole metros al carrete del enamorado papalote, cuando corren y no se dejan alcanzar.
Papalote con miedo del maldito hilo que aun sin filo, con el tiempo poco a poco irá cortando lascivo cada pliegue de tus manos, miedo de pensar que los recuerdos se te escondan, que la risa un día se te cansa y que ese día tú te sueltas y te vas.
Por eso con sus alas busca hacer un poquito de ruido, trazándote figuras en el cielo que te cuenten entre susurros y caricias del viento, a qué huele la brisa del perfume de tu pelo, a qué saben los días de vientos correosos que llevan tu nombre y cómo es extrañar a quien te hace volar.
Un día acércate y pregúntale como se enamora un papalote, quizás realmente se haga de papel y no conteste, con ellos nunca se sabe; o tal vez una tarde con aires más amenos te topas con él, le sonríes y en ese instante te lo cuenta.
Ashh.. con el corazón raro
Hace 12 años.