Hoy se niegan a conjugarse las palabras, hoy pueden más las ideas amontonadas y ese repertorio trillado de frases insípidas.
Por eso no me gustan este tipo de días, es triste creer que hacen falta, aun así por carencia de recursos me veo en la honesta necesidad de escribir (como se hacia en antaño) en lugar de comprar.
Y diré que escribo para no “comprarte”, y que mejor te regalo ese sentimiento que en las tiendas no se vende.
Las fechas importantes no se imponen en los calendarios, tan solo se quedan en la mente sin nota del día, mes o de la hora y se presentan ingenuas de vez en vez como hoy un 10 de mayo a las 3 y media de la mañana.
No quiero a escribirle a una fecha que carezca de recuerdos, de alguno de tus consejos o de ese círculo vicioso en que tu felicidad es la mía.
Mejor a ti que aun siendo quien más me conoce, eres quien más me soporta.
Como podría yo ser tan vano, si tú por mi te haces invencible, que si un día no le bastaran los minutos al tiempo, bien podría venir a pedírtelos a ti que hasta en esos días en que el sol falla, siempre estas.
Y como no quiero llenar espacios con ideas baratas, ni ser adulterado prefiero terminar diciendo que ayer aun que no lo creía posible, te quería menos de lo que te quiero hoy y aun que no lo conciba, lo que te quiero hoy será nada comparado con lo que te querré mañana y así con el día tras día.